Esperanza Benítez, licenciada en contabilidad
Por: Esperanza
Benítez
En los últimos días se ha colocado sobre el tapete,
nueva vez, la Ley 34-23 de “Atención, inclusión y protección para personas con
trastornos del espectro autista”.
Como preámbulo, hagamos un recuento desde las vistas
públicas hasta la promulgación de la ley y la emisión del reglamento de
aplicación.
·
Oct. 2022: La Comisión Bicameral llevó a
cabo vistas públicas, donde se escucharon tanto voces a favor como disidentes
(entre ellas la nuestra). Quienes
estuvimos en desacuerdo con la pieza, aludíamos a que la misma era (y es)
redundante con respecto de la Ley 5-13 sobre discapacidad; que resultaba
excluyente y discriminatoria frente a otras condiciones de discapacidad. En nuestro caso particular, presentamos
además información fehaciente de otros países donde una ley de autismo no ha
repercutido en mejoras de servicios para esa población; así como recomendaciones
en función de nuestra realidad y marco legal vigente.
· Junio
2023: El Poder Ejecutivo promulga la Ley
34-23
· Julio
2024: El Poder Ejecutivo emite el Decreto 403-24 con el Reglamento de
Aplicación. Concomitantemente, mediante
comunicado de prensa, señaló que “en la
pieza aprobada por el Congreso que en la pieza aprobada por el Congreso
Nacional hay elementos que deben ser
objeto de oportunas mejoras y reformulaciones.” Se promulgó el reglamento “para beneficiar a las personas con TEA en el menor plazo posible, bajo
el compromiso de asumir las tareas
pendientes”. Continúa diciendo el comunicado que la labor de
revisión “parte del interés del
Gobierno de garantizar a toda persona que presente cualquier tipo de discapacidad,
ser
beneficiario de los derechos que se desprenden de su dignidad humana, por lo
que la regulación sobre la discapacidad debe atender a criterios de inclusión”,
reza el comunicado.
En ese orden, el Consultor
Jurídico del Poder Ejecutivo, puntualizó que “la ley tiene elementos que
redundan en beneficio de las personas con Trastorno del Espectro Autista, más
allá de las posibles debilidades de diseño”, expresando además su preocupación
por la posible dispersión que ocasionaba frente al régimen general en materia
de discapacidad”.
La Mesa de Diálogo por el Autismo señaló
“deficiencias y vacíos en el Reglamento de Aplicación que “amenazaban su
operatividad.” En nuestra opinión, las mismas vienen
derivadas de la misma Ley, que debió ser observada o vetada.
Hoy día se reclama al Estado el incumplimiento
a la Ley en el 2024; sin embargo, debemos preguntarnos:
· ¿Es posible el cumplimiento de la Ley sin una
partida presupuestaria asignada?. Recordemos que el Reglamento se aprobó a
mediados 2024
· ¿Puede entrar en vigor una ley, cuando desde
su origen debía ser objeto de “oportunas mejoras y reformulaciones”?
· ¿El Estado debe velar sólo por la población
con TEA, como prioridad incluso en la asignación de recursos, dejando de lado
otras situaciones de discapacidad?
· En lo que respecta al TEA, ¿es cierto que
“estamos varados” en la prestación de servicios por el incumplimiento a esta
Ley?
La respuesta a todas estas interrogantes es “NO”.
En este escenario, mientras esos aspectos se corrigen, ¿qué podemos y debemos hacer para mejorar la
oportunidad y calidad de los servicios de tal forma que impacte no sólo a las
personas con TEA, sino a todo ciudadano en condición de discapacidad?
· Apostemos a la búsqueda de soluciones
conjuntas, viables, objetivas.
· Aportemos al proceso, tomando como referencia
nuestro marco legal (Constitución, Leyes 87-01, Ley 5-13, 42-01; entre otras),
así como de las buenas prácticas, experiencia y formación que dispongamos.
· No busquemos “culpables”, identifiquemos
alternativas para superar los obstáculos.
Y no, no es un llamado al conformismo, se
trata de ser realistas. Nada ganamos
centrándonos en discusiones que, muy probablemente, no lleven a alguna parte
mientras los nuestros continúan necesitados de servicios.
Entendamos que las diferencias enriquecen,
edifican, si son objetivamente canalizadas y expresadas. Si abogamos por la inclusión, actuemos en
consecuencia. Creo firmemente estamos en buen momento, pues todo parece indicar
que CONADIS, al fin, está dando
pasos para jugar completamente el rol que le corresponde.
Remar juntos, en un mismo sentido, rinde más
frutos y nos puede hacer llegar a puerto seguro a todos. En la unión está la fuerza
La autora es madre de un joven con TEA, activista por la causa y Directora Ejecutiva Fundación Una Nueva Esperanza (UNE)