Productores agricolas
La agricultura dominicana enfrentaría retos en 2025 debido a la liberalización arancelaria establecida por el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta) y las estrictas normativas ambientales de la Unión Europea. Ambos factores plantean desafíos económicos y de sostenibilidad para los productores locales, especialmente en sectores clave como el arroz y el cacao.
A partir de enero de 2025, el arroz importado desde Estados Unidos podrá ingresar al país sin restricciones arancelarias, eliminando los límites establecidos desde 2006.
Durante casi dos décadas, el DR-Cafta fijó cuotas para las importaciones exentas de aranceles, que fueron aumentando progresivamente. Este año, se alcanzaron 18,640 toneladas métricas con una tarifa reducida al 11.88% para excedentes. Sin embargo, la eliminación de aranceles podría desplazar a los productores locales, quienes afirman no poder competir con los bajos precios y la alta eficiencia de países como Estados Unidos o incluso Brasil y Uruguay, principales exportadores de arroz a la región.
La consultora en comercio internacional del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Gloria Abraham, destacó que esta transición no solo afecta a República Dominicana, sino a toda la región.
“Uno de los hallazgos interesantes en los últimos años es que la mayor cantidad de arroz importado a los países centroamericanos no viene de Estados Unidos, sino de América del Sur. Estos países, como Brasil o Uruguay, producen arroz de buena calidad a precios más bajos, incluso pagando aranceles”, explicó Abraham. Asimismo, insistió en que el sector arrocero debe trabajar en conjunto con las autoridades para mejorar los rendimientos por hectárea, una medida clave para enfrentar la competencia internacional.
Abraham subrayó que, si bien el período de desgravación arancelaria fue largo, los esfuerzos por adoptar medidas para fortalecer la competitividad del sector han sido insuficientes.
“A veces pensamos que tenemos mucho tiempo, pero cuando nos damos cuenta, llegó el momento y no hemos adoptado las medidas necesarias”, comentó. La consultora instó al sector productivo y a las autoridades a trabajar de manera conjunta, implementando políticas que garanticen la sostenibilidad de los cultivos sensibles, como el arroz.
Por otro lado, las normativas ambientales de la Unión Europea también presionan a la agricultura dominicana, particularmente a los pequeños productores de cacao orgánico. A partir de diciembre de 2024, el Reglamento sobre Deforestación exigirá que los productos agrícolas comercializados en Europa no provengan de tierras deforestadas después de 2021. Esta disposición requiere mecanismos de trazabilidad y transparencia que podrían incrementar los costos de producción y dificultar el acceso a este mercado clave.
Por otro lado, las normativas ambientales de la Unión Europea también presionan a la agricultura dominicana, particularmente a los pequeños productores de cacao orgánico. A partir de diciembre de 2024, el Reglamento sobre Deforestación exigirá que los productos agrícolas comercializados en Europa no provengan de tierras deforestadas después de 2021. Esta disposición requiere mecanismos de trazabilidad y transparencia que podrían incrementar los costos de producción y dificultar el acceso a este mercado clave.
De acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura, en el país hay 15,311 agricultores que producen cacao orgánico. En 16,914 fincas distribuidas en las provincias Duarte, Hermanas Mirabal, María Trinidad Sánchez, Puerto Plata, Monte Plata, Hato Mayor, San Cristóbal, Sánchez Ramírez, Espaillat, Santiago, La Altagracia, cuyo destino de exportación son los Estados Unidos y la Unión Europea.
Biviana Riveiro, directora ejecutiva del Centro de Exportación e Inversión de la República Dominicana (ProDominicana), defendió el rol del cacao y el café en la sostenibilidad ambiental, argumentando que ambos cultivos contribuyen a la reforestación. “El cacao y el café son vitales para la reforestación de las cuencas de los ríos. Nuestros productores han trabajado en la comercialización del cacao orgánico y recibirán el apoyo necesario para cumplir con la normativa”, aseguró.
Sin embargo, Riveiro reconoció los retos que la normativa implica para los pequeños productores, quienes dependen de la exportación al mercado europeo. Según datos oficiales, el cacao dominicano es altamente demandado en Europa debido a su calidad, pero garantizar el cumplimiento de las nuevas reglas requerirá esfuerzos coordinados entre el sector público y privado.
El presidente de la Cámara de Comercio de Sánchez Ramírez, José Cáceres, expresó preocupación por el impacto del DR-Cafta en el sector arrocero local.
Según Cáceres, los productores y molineros han buscado soluciones desde hace más de un año, pero las respuestas del Gobierno han sido insuficientes. “Es importante que se preste atención a esto.
“Hay que evitar que las fincas de arroz sean utilizadas para otros fines por la incertidumbre”, indicó. Cáceres enfatizó en la necesidad de medidas públicas proactivas que garanticen la estabilidad del sector.
El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-Cafta) traerá cambios a partir de enero del próximo año, cuando el arroz importado desde Estados Unidos entrará al país libre de aranceles y su límite de cantidad, lo que genera incertidumbre en los productores locales.
Un informe de la DGA revela que de enero a junio de este año las importaciones que ingresaron al país acogidas a los acuerdos comerciales ascendieron a US$2,300.00 millones, mostrando un crecimiento de 1.85% en relación con el mismo período de 2023. En 2006, el país podía importar 8,560 toneladas métricas de arroz con un arancel del 0%, mientras que el excedente debía pagar 99% de arancel.
Ese volumen ha ido aumentando año tras año. Para el año 2024, el volumen permitido bajo ese esquema alcanza 18,640 toneladas métricas y el arancel para cualquier cantidad que lo supere está en 11.88%.
A partir de 2025, el volumen será ilimitado, lo que significa que cualquier cantidad de arroz importado estará libre de arancel, según datos de la USAID.