Kamala y Trump
Washington D.C., 5 de noviembre de 2024 – Este 5 de noviembre marca el cierre de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, un momento decisivo en el que los ciudadanos han tenido la oportunidad de ejercer su voto de manera anticipada y por correo en un proceso que culmina hoy. En esta ocasión, el expresidente Donald Trump, del Partido Republicano, busca retornar a la Casa Blanca después de su derrota en 2020 ante el actual mandatario Joe Biden. Por su parte, Kamala Harris, vicepresidenta y candidata del Partido Demócrata, aspira a hacer historia como la primera mujer en liderar la nación norteamericana.
Las encuestas señalan un escenario de gran incertidumbre. Con ambos candidatos en un empate técnico, los denominados “estados bisagra” serán cruciales para decidir el desenlace de estos comicios. En particular, los estados de Arizona, Wisconsin, Georgia, Michigan, Carolina del Norte, Pensilvania y Nevada, que en conjunto aportan 94 votos electorales, se perfilan como determinantes para inclinar la balanza.
A diferencia de otros sistemas democráticos, las elecciones en Estados Unidos se llevan a cabo a través de un sistema de votación indirecta. Esto significa que, en lugar de seleccionar al presidente de manera directa, los ciudadanos eligen a los electores que luego formarán el Colegio Electoral. De este modo, el candidato que logre la mayoría en un estado, aunque sea por un margen mínimo, obtiene la totalidad de los votos electorales asignados a esa jurisdicción.
Este sistema hace que los porcentajes de apoyo a nivel nacional no siempre sean un reflejo exacto del resultado final. De hecho, los candidatos deben concentrarse en asegurar su victoria en los estados clave para obtener el número de votos electorales necesario para alcanzar la presidencia.
El desenlace de esta contienda, que sigue de cerca la dinámica de las elecciones de 2020, mantiene en vilo al mundo entero, atento a las decisiones de millones de estadounidenses que hoy depositan sus esperanzas y expectativas en las urnas.